La adopción de la inteligencia artificial (IA), especialmente la generativa, crece considerablemente en las empresas. Estas piensan que les ayuda a mejorar su productividad e innovación, pero están dejando atrás un apartado importante a tener en cuenta en sus negocios. Muchas de ellas subestiman los riesgos de seguridad que implica, lo que ahce que se encuentren expuestas a vulnerabilidades.
El 92 % de los líderes tecnológicos planea incrementar su inversión en IA en 2025, pero una minoría valora la seguridad antes de hacerlo sin ser consciente de los riesgos. El Foro Económico Mundial revela que apenas el 37 % de las organizaciones incluye procesos de protección, y que precisamente las PYMES son las más expuestas. Por su parte, el informe AI Risk & Readiness in the Enterprise: 2025 Report indica que 64 % de las organizaciones no tiene una visibilidad completa de los riesgos relacionados con la IA, lo que deja puntos ciegos vulnerables en la seguridad.
Las amenazas derivadas suelen ser phishing y fraudes potenciados por IA, manipulación de modelos mediante gusanos como Morris II y estafas con deepfakes. Estas tácticas reducen las barreras para los atacantes, aumentando su efectividad y dificultando la detección.
La clave para las empresas será ahora integrar seguridad desde el principio, con estrategias pensadas para ello como codificación segura. Según Accenture, solo el 10 % de las empresas logra este nivel de preparación, reduciendo significativamente su riesgo, lo cual nos muestra una tendencia que no queremos ver.
Para aprovechar el potencial de la IA sin ser el blanco perfecto de los ciberataques, las organizaciones deben priorizar la seguridad a nivel estratégico y operativo.