La mayoría de los usuarios optamos por contraseñas débiles, ya sea por la facilidad para recordarlas o por el desconocimiento acerca de lo fácil que resulta para un ciberdelincuente obtenerlas. Si eres de los que no se lo piensan mucho a la hora de crear una contraseña, es momento de que descubras que más del 90% de las que utilizamos en nuestro día a día son vulnerables. ¿Usas alguna de ellas?
Muchos usuarios que navegan por la Red utilizan contraseñas que son poco robustas y fáciles de adivinar para los ciberdelincuentes. El problema reside en que seguimos haciendo uso de las mismas sin ser conscientes de los peligros que esta práctica conlleva. Contraseñas como “12345” o “password” son solo algunos de los ejemplos de este tipo de claves “sencillas”, que más que aportarnos seguridad, ponen en riesgo todo aquello que estemos tratando de proteger.
¿Por qué seguimos utilizando contraseñas tan sencillas?
El problema reside en la cantidad de claves y combinaciones que, como usuario, debemos recordar. Cada vez que queremos registrarnos en una web o crearnos una cuenta debemos pensar en una combinación nueva de caracteres, y tendemos a repetir la misma contraseña sencilla de siempre para facilitarnos esta tarea. No es de extrañar, por tanto, que la creación de una nueva contraseña cada vez nos suponga una tarea más tediosa, repetitiva y, en muchos casos, una molestia que preferimos evitar lo más rápidamente posible.
Las contraseñas dejan de ser una herramienta de seguridad con la que sentirnos a salvo. Al final, los usuarios prefieren recurrir a claves fáciles de recordar, que son precisamente las más vulnerables.
Sin embargo, por muy tediosa que nos parezca esta tarea, es fundamental para mantener a salvo nuestras cuentas y, por tanto, nuestra información. Los riesgos a los que nos enfrentamos son mucho peores que dedicar ese tiempo extra a crear una nueva contraseña.
¿Cuál es el problema de no usar claves robustas?
Un ejemplo real con el que comprender la magnitud del problema, es el caso de un spambot, un programa destinado a la generación de correos basura o “spam”, y envío masivo de los mismos, que llegó a nuestras bandejas de entrada del correo electrónico afectando a millones de e-mails. Un estudio analizó las credenciales afectadas en busca de patrones de vulnerabilidad, y descubrió que las contraseñas más vulnerables resultaron ser combinaciones sencillas, secuencias consecutivas, repeticiones de un dígito o palabras simples como “password”.
Fuente : Oficina de Seguridad del Internauta